El cuento de la Burbuja Esferificada de la Cocina Valenciana.
Erase que se era un nada lejano país al sur de Europa, donde vivía Juanito, un chaval que quería ser cocinero. Ni Dios ni la genética le dieron muchas luces, por lo que sus padres pensaron que si estudiaba cocina, al menos no pasaría tanta hambre como un albañil, y no se equivocaron.
Con Europa dividida en dos cachos, por un lado los países ricos y por otro los que saben cocinar y además juegan bien al fútbol (España, Italia, Grecia y Portugal). Juanito tuvo la suerte de ser español y recibir una mediocre formación gastronómica, pero sus ansias de triunfar y los ahorros de sus padres le permitieron recorrer los mejores restaurantes de Euskadi y Cataluña realizando stages con grandes cocineros, que llenaron su cabeza de pajaritos e hidrógeno líquido.
Un día, en plena época de vacas infladas (que no gordas), un empresario de la construcción amigo de su padre montó un bonito restaurante, “El Arco del Triunfo” y lo fichó como chef ejecutivo. El negocio comenzó con 3 menús degustación y una carta considerable, la bodega sobrepasaba con creces las 500 referencias en vinos, todo un lujo asiático que a la vuelta de la esquina la crisis convirtió en una terrible pesadilla, insostenible y ruinosa como negocio.
El empresario del ladrillo, que era más listo que el hambre, alzó sus bienes y salió pitando con dos maletas llenas de dinero hacia Andorra dejando empantanado a Juanito, al que bancos y acreedores devoraron en pocas semanas. Pobre Juan... pese a ser un cocinero cualificado acabó de jefe de partida en un hotel de borrachera en Lloret de Mar montando buffets libres y desayunos continentales para disfrute del público más macarra de la pérfida albión, al módico precio de 100 € la semana con pensión completa.
No veas cuanto me alegro que EUROVEGAS sea un negocio para la Esperanza.
* En twitter PACO A LA NARANJA @pacolonso