La botella de cava puede estar medio llena o medio vacía, depende de cada uno |
La
austeridad económica y el recorte de gastos se cargó las cenas con
el jefe de un plumazo, pero al igual que ocurre al ir a cenar con
amigos o con la pareja, la gente sale, no renuncia a pasárselo bien.
Desde luego el panorama ha cambiado y ya no es lo que era, ahora no
paga el jefe, van todos a escote, y gracias a eso sólo tienes que
soportar a quien tu quieras, se acabó la tortura de reír las
gracias al que manda.
Recuerdo
como en época de vacas gordas restaurantes y tabernuchas afilaban
sus cuchillos para clavarlos en la espalda de los clientes con
especial sadismo durante el mes de diciembre. Dos mandonguillas
con pisto, un plato de ensaladilla “de autor”, virutas de perill
ibèric, y una “carne” trinchadita al centro con patatitas
paja, sin olvidar los mal llamados postres “caseros”, con la
bebida y copas a parte. Un menú así, de esas características no
bajaba de 50 euros. Hoy podemos disfrutar de auténticas maravillas
francamente asequibles, es más, hay tortas por llevarse los clientes
y la picaresca actúa. Tampoco es eso, porque hay clientes que son
auténticos extorsionadores, con cuatro llamadas telefónicas pueden
ajustar precios a la baja y sacar petróleo poniendo a la greña a
dos restaurantes que sean competencia.
A pesar de todo hay que seguir brindando como hacía Napoleón, ganara o perdiera |
En
el fondo no es la crisis, es la ley de la oferta y la demanda la que
nos ha devuelto a la realidad. Con la lotería pasa tres cuartos de
lo mismo, la mejor defensa es un buen ataque.
Si te intentan vender
participaciones para el sorteo de navidad, no huyas, no pongas mala
cara, espera al sujeto a “porta gayola” deja que saque el
talonario, que se recree, que arranque la papeleta de la matriz, que
llegue incluso a decir... - “Cuantas quieres, son sólo a tres
euritos, juegas 2,40 y 60 céntimos de recargo para la falla” Ahí,
sangre fría, guarda unos segundos de silencio, mírale fijamente a
los ojos y con una sonrisa en los labios saca el talonario de lotería
del club de baloncesto de tu hijo. - “¡Vale! Te la cambio”.
Fíjate en su cara.
En
twitter: @pacolonso